MEMORIAS PARA PENSAR LA CIUDAD
Compilación – Grupo Estéticas Urbanas
Ayala M., A. (2006).  Memorias para pensar la ciudad, compilacion Grupo Esteticas Urbanas. En A.  Ayala M., Memorias para pensar la ciudad (págs. 1-9). Cali, Colombia:  Bellas Artes.
Memorias para  pensar la ciudad,  es un libro que  recoge 22 ponencias  de diferentes  escritores, investigadores, urbanistas, antropólogos, políticos, educadores y  artistas  que han participado  en los simposios “Pensar  a Cali”. El propósito general de este libro,  publicado en octubre del 2006 y editado por Alberto Ayala (en donde están  todos los escritos del grupo “Estéticas Urbanas”), es hacer una invitación a  la recuperación de lo bello de la ciudad, creando metodologías y nuevas  estrategias para reinventar y reconstruir una ciudad.
 Los diferentes  escritos como el de Fernando Vidal, quien aparte de ser dramaturgo y director  de teatro, es el decano de la facultad de Artes Escénicas del instituto Bellas  Artes y director del simposio Pensar a Cali. En su capítulo “Imaginarios del  habitar la ciudad” (publicado en el libro Memorias para pensar la ciudad),  muestra como una persona puede ser un ciudadano activo o no en la ciudad y si  existe, en su vida,  un trozo de  ella;  para ello, expone diferentes  puntos de vista entre los cuales se encuentra que la ciudad es una para el que  pasa sin entrar y otra para el que está preso en ella y no se atreve a salir.  Otra, es cuando hace referencia a que pensar la ciudad es admitir que estamos  en ella, que se está vivos  y que la  ciudad existe.
Existen las ciudades en las cuales llega una persona por  primera vez, otra a la que huye para jamás volver,  es decir , existe alguien que llega a la  ciudad, ya sea como turista o con viaje  de negocios, esta, no observa la ciudad, no  la siente, solamente se encuentra en ella por un lapso corto de tiempo y  vuelve y se va; no genera una opinión, ni buena ni mala, ni siquiera se da  cuenta de lo hermoso y llamativo, o por el contrario, lo horripilante que  puede llegar a ser la ciudad en la cual estuvo. La otra persona  “se pregunta si estaría bien o mal  encontrarse allá, entre la fiesta  y el  polvorín”, puede que muchas de estas personas se pregunten si podrían ser  parte de esa ciudad o si simplemente les da igual estar en ella o irse para  nunca más volver; como quiera que sea, existe una invitación que hace Ítalo  Calvino la cual comparto: es una invitación a explorar y descubrir las razones  secretas que han llevado a los hombres a vivir en ciudades, esas razones que  han configurado una memoria y unos trueques, construyendo sentidos de arraigo  y de desarraigo. Una ciudad tiene todas estas posibilidades de ser  intervenida, como dice Vidal, podemos estar en ella sin entrar, pasar por ella  sin darnos cuenta de sus contextos, quedar prisioneros en ella y  sufrirla;  llegar por primera vez cada  día para asombrarnos o si simplemente ya no acordamos ni de la primera vez que  la vimos. Cuando se piensa  sobre esta  última frase se da cuenta de que tanto se hace   para pertenecer a la ciudad, si de verdad se está sintiendo o  simplemente se habita en ella como animales sin rumbo alguno; se necesita  pasar un momento, reflexionar y decidir qué es lo que se quiere de la ciudad,  que es lo que se espera  de ella y lo  más importante, que se está haciendo  para que eso se cumpla.
Basándose en la reflexión anterior, se admite que pensar  la ciudad es reconocer que estamos en ella, que estamos vivos y que la ciudad existe,  entonces ¿es verdad que existe una relación entre una persona y la ciudad?,  si, existe aquella relación cuando se recorre sobre ella, cuando se piensa y  existe ese contraste en lo que fue y en lo que es la ciudad, cuando se hace  uso del espacio público y cuando se interviene en ella para mejorarla y  construir un lugar mejor. Puede haber el momento en el que se puede utilizar  aquellos valores que nacieron años atrás en Cali, como hacer fila para subir a  un bus o cuando las calles estaban aseadas y se respetaba el peatón,  sin necesidad de añorar todo eso que se fue,  se puede  renovar la ciudad, se puede  construir un lugar más habitable, más respetable y digno de estar, teniendo en  cuenta  las condiciones actuales, como  la tecnología, la expansión de la ciudad y de los habitantes. No se necesita  lamentar aquel pasado, ni tratar de volver a él, lo que se necesita es  recopilar todo lo bueno que dejo ese momento de civismo caleño y “modernizar  la ciudad”, estimular a los ciudadanos a pertenecer a ella y a recorrerla,  examinarla y reformarla.
En conclusión, se puede reflexionar un  momento sobre qué clase de persona somos  sobre la ciudad, que relación tenemos con ella, si de verdad se está sintiendo  o solo se está observando desde lo alto y existe el temor de entrar a  ella,  se puede implementar metodologías  que hagan que la ciudad crezca en todos los sentidos, se puede experimentar  sobre aquello que es urbano y aquello que es estético.  La ciudad está en constante construcción,  para bien o para mal y está en las manos de cada uno, la decisión de  pertenecer o no a esa construcción.
 
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